La inquietante personalidad de Jean Arthur Rimbaud (1854-1891) ya entró desde hace muchos años, y definitivamente, en la categoría de los mitos. Su figura adolescente se vuelca desde el fondo de los tiempos contra nosotros, injuriándonos, crispado por la cólera que se revuelve en su espíritu, ofreciéndonos una imagen única de lo que el autor comprende como literatura. A los diecinueve años cambia su obra rebelde, revolucionaria y vidente por una vida aventurera. Es cuando deja de escribir, pero ya entonces era el autor que más caminos había encontrado para su expresión. Como diría Paul Claudel, Una temporada en el Infierno es la obra de un místico en estado salvaje:
Noche de Infierno
He bebido un enorme trago de veneno. ¡Bendito tres veces el consejo que ha llegado hasta mí! Me queman las entrañas. La violencia del veneno me retuerce los miembros, me vuelve deforme, me derriba. Me muero de sed, me ahogo, no puedo gritar. ¡Es el infierno, la pena eterna! ¡Ved cómo se alza el fuego! Ardo como es debido. ¡Anda, demonio!
..........................Para mayor información sobre su desaforada vida, poemas y demás; consultar la siguiente página:
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