Botticelli (1445 ‑ 1510), recibió el encargo para realizar esta obra probablemente poco después de 1478, para la residencia de los Medici de Florencia conocida como case vecchie.
La célebre Primavera, una escena muy imaginativa llena de figuras de la mitología clásica, representa un nuevo tipo de pintura, muy valorado en los círculos renacentistas cultivados. La pintura equivale a un poema lírico que invoca al espíritu de Venus, la diosa del amor y de la primavera, e invita al espectador a entrar en el reino de la belleza y la abundancia perpetuas.
El idilio bucólico de Botticelli se centra en la figura de Venus, que levanta la mano haciendo el tradicional saludo de bienvenida. Está acompañada por su hijo, Cupido, el dios del amor, que está apuntando con su flecha ardiendo. Sus acompañantes, las Tres Gracias ‑diosas del encanto, la gracia y la belleza-, bailan junto a ella. Aparecen “cogidas de las manos, sonrientes y juveniles, vestidas con trajes livianos y transparentes”, según las describió Séneca.
Botticelli alude sutilmente en esta obra al emblema de las palle (pelotas en italiano) del escudo de armas de los Medici en los naranjos cargados de fruta redonda y dorada (derecha).
A los pies de Mercurio, el mensajero de los dioses, crecen gran cantidad de tallos. Mercurio aparece tirando de las nubes con su vara, que está adornada con serpientes en forma de dragones. Puede que Botticelli los incluyera aquí porque es él quien gobierna los vientos que dispersan las semillas. Las tres figuras que aparecen a la derecha de la Primavera proceden de un antiguo mito que Ovidio narra en su obra Los Fastos. En el relato, la ninfa griega Cloris cuenta cómo se convirtió en “reina de las flores”. Un día de primavera que iba paseando, Céfiro la persiguió y la violó, pero luego se casó con ella y la convirtió en diosa de la primavera, a quien los romanos llamaron Flora. De la boca de Cloris salen flores, como prueba de su origen bucólico. En palabras de Ovidio, “respira las rosas de la primavera”.
A los pies de Mercurio, el mensajero de los dioses, crecen gran cantidad de tallos. Mercurio aparece tirando de las nubes con su vara, que está adornada con serpientes en forma de dragones. Puede que Botticelli los incluyera aquí porque es él quien gobierna los vientos que dispersan las semillas. Las tres figuras que aparecen a la derecha de la Primavera proceden de un antiguo mito que Ovidio narra en su obra Los Fastos. En el relato, la ninfa griega Cloris cuenta cómo se convirtió en “reina de las flores”. Un día de primavera que iba paseando, Céfiro la persiguió y la violó, pero luego se casó con ella y la convirtió en diosa de la primavera, a quien los romanos llamaron Flora. De la boca de Cloris salen flores, como prueba de su origen bucólico. En palabras de Ovidio, “respira las rosas de la primavera”.
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Breve explicación acerca de los rasgos del Renacimiento en este cuadro.
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